¿A quién puede ir dirigido el título de esta publicación? ¿Será para el malvado Tommaso Ciampa o para el valiente y noble Johnny Gargano?
Hay veces en las que dejamos una huella invisible en los otros, una marca de la que es difícil adivinar su origen, pero que modifica y acaba mutando nuestra forma de actuar y de ser.
En el caso de Tommaso Ciampa y Johnny Gargano podemos ver una cicatriz en su historia cuya raíz está tan profunda que nos hace olvidar el comienzo de todo. Al principio, teníamos a dos jóvenes que soñaban con el triunfo y que se apoyaban mutuamente mientras la realidad les hacía ver que se trataba de algo casi inalcanzable, mostrando que el viejo mito del tesón y del esfuerzo no era suficiente con ellos…
El sueño, una vez desvanecido, acabó despertando la verdadera naturaleza de los dos amigos, mostrando las dos caras de una misma moneda. En un lado teníamos la figura del héroe, aclamada y querida por el público, mientras que por otra parte encontrábamos al villano creado entre las sombras del rencor.
Puede ser fácil para nosotros y para nuestra forma de ver y entender las historias que el héroe acabe la batalla con elegancia, demostrando que además de terminar con el enemigo sigue con sus valores en alza. Sin embargo, si estamos atentos al desarrollo de la batalla, veremos que el villano araña en alguna ocasión la piel de nuestro caballero, contagiando su espíritu y nublando su visión de las cosas.
En los últimos tiempos hemos visto a un héroe que estaba siendo arrastrado hacia la oscuridad, convirtiendo doblemente en ganador a un demonio.
Al final, hay una parte de Gargano que se acabó convirtiendo en lo que nunca quiso.
¿Volverá el héroe a la luz para lograr la victoria? ¿Se desvanecerá el malvado del cuento en la oscuridad?